Notas sobre la IAMCR México 2009

Este año, el tema de la IAMCR Conference fue derechos humanos y comunicación, entendiendo esta relación a partir de lo que estableció el Informe MacBride en 1980: que el derecho a comunicar es un prerrequisito para la realización de los otros derechos humanos.

La relación entre derechos humanos y comunicación fue abordada en varias plenarias, muchos de los participantes se centraron en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es decir, el derecho a la libre expresión. Sin embargo, pensar en un derecho a la comunicación va más allá, éste no se agota en la libertad de expresión y tampoco en el derecho a la información; en esto último coincidieron varios.

De la diversidad y los idiomas

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El inglés se ha configurado como lengua dominante desde la Segunda Guerra Mundial y es una condición para acceder a la discusión académica internacional; sin embargo, varios problemas han de ser considerados:

De entrada, la tensión entre la necesidad de traducción y lo intraducible. Mucha riqueza conceptual y hasta estilística se pierde cuando un texto académico es traducido; pero, de otro modo, ¿cómo interactuar-dialogar-compartir con otros investigadores que no dominan el mismo idioma? Nos guste o no, la traducción es necesaria para tener interlocución con la comunidad académica internacional.

La tensión entre la cuasi-obligatoriedad del segundo idioma y la imposibilidad de aprenderlo. En los países tercermundistas, la falta de recursos para aprender idiomas extranjeros es un grave problema. Curiosamente (o no tanto), son precisamente los habitantes de estos países los que mayor necesidad tienen de aprender otros idiomas. Como ejemplo, fue visible en esta Conferencia que los anglos sólo hablan inglés, mientras que los no-anglos (latinos, europeos, asiáticos y africanos) hablan su idioma de origen, inglés y, con bastante frecuencia, algunos otros idiomas. También es importante hacer notar que, por haberse realizado en México, las plenarias de esta Conferencia fueron en español e inglés (con traducción simultánea), pero, ¿qué hay de aquéllos cuya lengua de origen no es ni una ni la otra?

Para pensar: de un lado, el derecho humano a presentar el trabajo en el idioma de origen; de otro, los problemas de comunicación que esto traería… yo no espero que mis interlocutores de Australia, Irlanda, China, Grecia y más hablen español y tampoco pretendo hablar chino (griego sí, pero eso es fijación mía); así que cómo resulta útil el inglés a pesar de todo.

El pensamiento latinoamericano

Si bien los investigadores latinoamericanos no disponen de recursos suficientes, como sus colegas primermundistas, la producción científica no desmerece.

Algunos (y recalco, algunos) colegas de primer mundo, presentaron trabajos en la lógica de pregunta-hipótesis-comprobación, con objetos de estudio muy acotados, pero también francamente descontextualizados, como si las prácticas de comunicación no tuvieran dimensión espacio-temporal, como si el objeto construido pudiera observarse de manera neutra en un laboratorio.

Los trabajos latinoamericanos, por el contrario, ofrecieron planteamientos complejos y densos, objetos situados socio-históricamente y muchas pistas para seguir trabajando. ¿Será que de este lado del mundo, ante la falta de dinero, se impone la creatividad? ¿Será lo que apuntó Jesús Martín-Barbero en el sentido de que no hay un continente más mestizo que el nuestro, con herencia indígena-española-africana y con realidades complejas de múltiples desigualdades? ¿Será que las condiciones culturales, sociales, políticas, económicas y tecnológicas de estos rumbos nos obligan a buscar aproximaciones más complejas que nos permitan asir e interpretar fragmentos de nuestra realidad?

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Los extranjeros en el DF

La actitud de los investigadores extranjeros frente a la Ciudad de México fue increíble. Meses atrás, expresaban miedo y desconfianza a viajar al país de los narcos y los muertos a destajo; esto se puso peor con las noticias sobre la influenza, muchos no querían venir. Los que se atrevieron, que fueron bastantes, encontraron un panorama distinto al imaginado: la riqueza cultural de una ciudad que está llena de memoria y que transpira historia de siglos y siglos, con la dinámica cosmopolita. Muchos hicieron explícito cuánto valoraron el esfuerzo de la UNAM, de Aimé Vega (la organizadora) y todo su equipo. También quedaron maravillados ante la gastronomía mexicana, las fiestas y detalles que para los locales son cotidianos, como el izamiento de la bandera cada mañana en el Zócalo. Quizá lo más fuerte fue que la Conferencia se realizó en el Centro Cultural Tlatelolco, justo a un ladito de la Plaza de las Tres Culturas; observar el contraste entre lo indígena, lo español y lo contemporáneo, así como pararse en una plaza que ha visto correr tanta sangre (sangre indígena en 1521, cuando Hernán Cortés derrotó a Cuauhtémoc; sangre estudiantil en 1968, cuando la protesta fue violentamente reprimida y la plaza fue barrida), dejó a más de uno con la piel de gallina.

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Nota al pie: sobre la diversidad

Los bolsos oficiales de la Conferencia no eran las típicas mochilas-con-logo-todas-iguales, sino tenangos bordados con calma por mujeres hidalguenses, con figuras fantásticas; cada uno de los que participamos tiene un tenango, pero cada uno de éstos es distinto, como distintos somos todos: todos iguales, todos diferentes.

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